Un estado natural de claridad
Diálogos entre May Sarton, Byron Katie y Carl Jung en relación a la mente, la felicidad y la escritura introspectiva.
Comienza el día. El cuadro vivo que me encuentra escribiendo refleja un cielo despejado, como mi mente. “A natural state of peace and clarity”, leo en mi cuaderno a partir de un recorte del libro de Byron Katie; “un estado natural de paz y claridad”.
El molino y la vegetación ensayan una danza suave con el viento. En lugar de elegir una canción, termino seleccionando un video de Carl Jung que apareció sincrónicamente en la pantalla de inicio, devolviéndome a investigaciones pasadas: el concepto del “yo-mismo”. Fue así como en 2016, después de leer “El hombre y sus símbolos”, empezó a delinearse lo que sería parte del taller “Diarios de la intimidad”: la escritura introspectiva, el registro onírico y el alma secreta de las cosas. Así fue, también, como comenzó Aledaña, con la búsqueda del “mí-misma”, es decir, de lo profundo y esencial que hay en mí.
“Tu CHARLA MENTAL en realidad no eres tú”, anuncia el título del video, estableciendo una relación inexorable con las reflexiones de Katie que leí el fin de semana:
“La indagación te ubica nuevamente en una posición de claridad. (…) Pero no existe un estado permanente de claridad, ya que la claridad no tiene futuro.”
(…) “El propósito del apego es mantenernos alejados de comprender que ya estamos completos. No nos apegamos a las cosas, nos apegamos a las historias que nos contamos sobre las cosas.”
(…) “A medida que tu mente se vuelve más clara y amable, tu mundo se vuelve más claro y amable. A medida que tu mente se vuelve hermosa, tu mundo se vuelve hermoso.”
Y luego, en referencia a la felicidad:
“Utilizo esa palabra para referirme a un estado natural de paz y claridad. Es un estado que se encuentra despojado de tristeza, enojo, miedo y cualquier otra emoción estresante. Es lo que permanece al relacionarnos con nuestra mente a través de la comprensión. (…)
El único lugar en donde podemos ser felices es aquí y ahora —no mañana ni en 10 minutos. La felicidad no puede ser lograda. No podemos obtenerla a través del dinero, el sexo, la fama, la aprobación externa o cualquier factor que se encuentre afuera. Sólo podemos hallarla adentro nuestro: inmutable, inamovible, siempre presente, siempre esperando.”
Siempre presente, siempre esperando. Algo similar a lo que describe May Sarton en su poema El trabajo de la felicidad:
Pensé en la felicidad, en cómo se teje a diario
con el silencio de la casa vacía
y en que no es súbita ni gratuita, sino
una creación, como el crecimiento de un árbol.
Nadie lo ve, pero detrás de la corteza
crece otro círculo en el anillo que se expande.
Nadie oyó a la raíz cavar más hondo en lo oscuro,
pero por ese trabajo interno el árbol se eleva,
sus penachos brillan y sus hojas destellan.
Así, la felicidad se teje con la paz de las horas
y hunde sus raíces en lo profundo de la casa sola:
en el rincón, el busto antiguo; los pisos frescos encerados;
cortinas blancas que ondulan suave y continuamente
cuando libre se mueve el viento silencioso por el cuarto;
una biblioteca, una mesa y la pared blanqueada—
esos son los dioses de la casa, queridos y familiares,
aquí el trabajo de la fe puede hacerse mejor
y el árbol que crece es musical y verde.
¿Porque qué es la felicidad sino crecer en paz,
el sentido atemporal del tiempo cuando los muebles
pasaron toda una vida en el mismo lugar
y los sueños viejos, con el viento al moverse, agitan
las hojas de la felicidad presente?
Nadie oye una idea ni escucha un pensamiento
pero donde se vivió en introspección
el aire queda cargado de bendiciones y bendice,
las ventanas miran a las montañas y las paredes son amables.
Un poema que emerge como otra sincronicidad, porque luego de meses y meses de escuchar nombrar a May Sarton, recién ahora me detuve a buscar fragmentos de ella. Sobre la escritura, por ejemplo, señala:
“Una nunca se da por vencida si es un animal de la escritura y si a lo largo de los años ha ido creando el canal de una rutina. Esas horas de concentración total en algo que viene de lo más profundo del ser, pero que debe ser visto y manejado objetivamente a medida que se avanza en el papel…”
Algo que viene de lo más profundo del ser. ¿El yo-misma, quizás? Y luego apunta: “Nada cobra vida sin oscuridad, así como nada florece sin luz”; una reflexión similar al concepto de sombra al que hace referencia Jung en el video.
En estos vaivenes transcurrieron mis tres primeras horas del día. A veces mi mente conecta los puntos tan rápido que supera a mi escritura, pero esta vez creo haber aterrizado gran parte de lo que quería contar: que todo está conectado.
Mientras estas últimas líneas se esbozan en la pantalla, el cielo, el molino y la vegetación sostienen su danza y claridad. Por la tarde, los árboles recibirán el riego divino que me hace amarlos. Otra felicidad, otros silencios, otro círculo que se expande. En palabras de Mary Oliver:
(…) Escuchá,
la única forma
de atraer felicidad hacia tu mente es llevarla
primero al cuerpo, como
pequeñas ciruelas salvajes.
*
Me despido, no sin antes compartirte algunas preguntas posibles:
¿Cuáles son los hábitos que te hacen sentir más cerca de la claridad?
¿Practicás la escritura introspectiva?
En una escala del 1 al 10, ¿qué tan íntima es tu relación con tu paisaje interior?
Abrazo azul,
Sol
Paisajes de fondo para esta escritura:
*Imagen: Kevin Briggs
*Traducción libre de los extractos de Byron Katie por esta servidora :)