El diario, un espacio que ama
El lenguaje como un pájaro frágil, anotaciones sobre la escritura que viajan del 2019 hasta el día de hoy para conectar los puntos.
Ciudad de Buenos Aires, Agosto 2019.
Es domingo. El sol atraviesa el liencillo. Intuyo un celeste cálido y abierto. Tal vez, las persianas abiertas del vecino de las plantas.
Caliento el agua para el mate. Trato de recordar la página de Los Autonautas que me espera esta mañana —ayer fueron la música, los paisajes y la fusión del todo—.
Camino en ropa interior por este espacio de libertad que también es mi página en blanco. Busco la consigna para volver a la escritura. Estoy un día atrasada, me digo, pero no importa. Necesito agitar el avispero de las palabras, inventar metáforas, ser tan habilidosa como Carol para describir lo que el día trae consigo (y que aún no sé por motivos de tiempo lineal).
«Todos morimos. Tal vez ese sea el significado de la vida. Pero tenemos el lenguaje. Tal vez esa sea la medida de nuestras vidas», arroja una noticia sobre Toni Morrison, que más adelante refiere al lenguaje como un pájaro frágil. Lo es.
Hoy quiero cuidar el pájaro, ser yo la que le cante. Aunque me repita, aunque no tenga nada nuevo para decir. Dejar que recorra este espacio de libertad conmigo hasta convertirme en él. Girar sobre mí misma. Estar unida a los movimientos del día.
(...) en la quietud ver bailar las luces.
Umbría, Lucía Dorin
Al final del día, eso es la escritura: esta luz pálida en el cuarto oscuro; saber que a pesar del cansancio, la ansiedad y el hastío, el destello de la palabra siempre aparece.
Palabra: luciérnaga furiosa que atraviesa la última frontera para acercarme a mí-misma.
Amar su luz es amar su intermitencia.
Miro el cuerpo del lenguaje y la ansiedad de rozarlo arremete: primero la palabra, luego la curvatura de su sonido. Así, hasta sentir sus manos sobre mi cuerpo: la pulsión irreverente de nombrar, de contar algo, como si con eso el mundo fuera a abrirse; como si con eso algún cambio
fuera
todavía
posible.
Todo este tiempo intentando descubrir la interrogación detrás. Intentando encontrar el poema habitable, el estado presente.
Qué locura la vida. La lluvia interminable. Lo que se supone que no debería suceder. Lo imprevisible.
Qué hermosura. Porque es en esa indecisión —en ese temblor sigiloso— en el que se acomodan las cosas, las formas de ser en el mundo. ¿Y acaso no es eso estar viva: ponerle el cuerpo al oleaje, al amor?
Dejé de buscar canciones breves. Toqué el corazón de la tormenta. Fue la flor la que dictó el guión: «Déjate ir», dijo, en un acento extraño a mi cuerpo y ajeno a mi lengua. Sonó tan leve como el amanecer de las sombras. Tan suave como decir breathtaking y saber que vas a imaginar mis labios con un acento familiar a mi cuerpo y sustancial a mi lengua.
La horizontalidad fue/es todo ahora. Cuando pidieron poesía pensé que estaba lista, pero no. Mi cuerpo no cabe en un trazo, mi lengua se agobia en un marco.
Caí en el diario como un espacio que salva.
Caí en el diario como una cama que ama.
Caí cayendo, en una noche dócil, en alguna parte de algún lugar de esta ciudad de la furia.
Caí y fui yo-abierta: silbido del viento, archipiélago de luz de la ventana. Fui/soy yo, tocando la tormenta en flor y dejándome ir.
Volver a estas anotaciones me genera una profunda ternura hacia la que fui. Sólo ahora (después de tantos años) puedo dilucidar que fueron la antesala de la creación de los talleres. Leo reverberancias de ellos en estas líneas, subtítulos sutiles y exploraciones sobre la escritura que luego se volcaron deslizaron hacia “La mirada poética” y “Diarios de la intimidad”. Quería compartirlo y continuar el diálogo en los comentarios.
Algunas preguntas posibles:
¿Qué significan para vos el lenguaje, la palabra, la escritura?
¿Sentís que hay gestos, formas o estilos que caracterizan tu escritura?
Imagen de portada: Pinterest
Sol. Es tan... Tan sutil tu manera de llevarnos con la palabra.
Yo estoy en este momento en una especie de reflexión, búsqueda, conversación interna en la que me cuestiono mi forma de escribir o mi forma de relacionarme con la escritura. Siempre me sucede por comparación. Quizás es por eso que me cuesta leer a otrxs (nunca había pensado esta última oración). Porque muchas veces caigo en este pensamiento del "debería". Oh, pero cuando logro dirigir esa atención hacia lo auténtico que habita en mi es tan mágico lo que sucede con el lenguaje... las palabras, los dedos vuelan, el tiempo no existe. Hay creación.
Eso, somos creadoras. Magas. Y cuántas veces dudamos de eso!
Gracias Solcis, una vez más.
Amo 🌿